Dormir bien es necesario para que el cuerpo y la mente descanse y recupere su energía, luego del día transcurrido. Está demostrado que la falta de sueño favorece el desarrollo de enfermedades y produce somnolencia al día siguiente.
En estos tiempos, dormir bien se ha convertido en una hazaña; debido a la velocidad con que vivimos, estamos sometidos a tensiones y estrés en casi todos los aspectos de nuestras vidas. Cuando no logramos dormir bien, se desequilibra nuestro sistema y se altera nuestro estado de ánimo, provocando irritabilidad y falta de concentración, entre otros; la falta del apropiado descanso provoca trastornos en nuestra vida laboral y social, y disminuye el rendimiento físico e intelectual, y si mantenemos episodios de insomnio continuo, podemos desencadenar otros problemas de salud a largo plazo.
Según un estudio realizado por especialistas de la Escuela de Medicina de Harvard en Boston y la Universidad de California en Berkeley y publicado por la revista Current Biology, ?no dormir merma el control cerebral de las emociones, reaccionamos con mayor irracionalidad?.
El estudio consistía de un grupo de 26 hombres y mujeres de 18 a 30 años y sanos, una mitad durmió normalmente, y a la otra se le mantuvo en vela toda la noche. Luego de esto, les enseñaron imágenes que empezaban siendo neutras y cada vez eran más negativas (hasta enseñarles cuerpos mutilados, niños con tumores...). Se comprobó que entre quienes habían sido privados de sueño, aumentaba el volumen de la amígdala, encargada de procesar las emociones en el cerebro, y no conectaba con el córtex del lóbulo prefrontal, la zona encargada de modular la respuesta emocional con el razonamiento o instrucciones de mantener la calma (por ejemplo, si la amígdala se dispara ante una película violenta, el córtex le dice al cerebro que no es una amenaza real). ?Era como si el cerebro no fuera capaz de contextualizar los estímulos negativos y darles la respuesta apropiada, funcionaba con patrones más primitivos?. En esas personas que no habían dormido, la amígdala conectaba más bien con otra parte del cerebro que reacciona a la amenaza inminente (el locus coeruleus), según el estudio.
Entonces se confirma a nivel neurológico que la falta de sueño lleva a un comportamiento más irracional y se demuestra que dormir responde a una necesidad biológica, ya que restaura en el cerebro los circuitos emocionales y prepara para afrontar los estímulos del día siguiente, si no se duerme, se rompe ese circuito.
El estudio también demuestra la conexión entre la falta de sueño y trastornos psiquiátricos, pues al no dormir se estimula excesivamente la parte del cerebro que se activa con la depresión, la ansiedad y otros desórdenes psiquiátricos. Según los científicos, en muchos trastornos mentales se dan problemas de sueño y habría que definir si son efecto o causa del trastorno.
Es importante no preocuparse por conciliar el sueño de forma inmediata, ya que mientras más nos preocupemos, menos lograremos dormirnos, generando ansiedad que disminuye la posibilidad de quedarnos dormido (generando un circulo vicioso).
Dormir no es un lujo, como alegan algunas personas que siempre andan cortas de tiempo. Es una necesidad. El sueño le permite a nuestro cuerpo descansar física y mentalmente y su privación afecta funciones importantes del organismo.
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