A continuación reposteo esta nota tomada de La Voz de Argentina, en donde se habla de la Fibromialgia en chicos y jóvenes, un tema que vale la pena tener en cuenta.
Hasta hoy no se sabe qué es lo que causa el dolor difuso y crónico que sienten las personas con fibromialgia, pero existe un gran debate al respecto por la variedad de factores concomitantes. Entre ellos se cuentan el estrés y los conflictos familiares.
Sin embargo, esta enfermedad es poco conocida por los médicos, lo que lleva a que los pacientes consulten a varios profesionales y les cueste encontrar respuesta a su problema, lo que se acentúa cuando se trata de chicos en edad escolar.
Dos aspectos la caracterizan y definen: dolor crónico generalizado y puntos dolorosos en zonas del cuerpo bien definidas, como las áreas cercanas a las articulaciones, columna cervical, hombros, espalda, parte anterior o posterior del muslo, entre otras.
La fibromialgia “está dentro del gran grupo de dolores musculo-esqueléticos (DME) que afectan a los niños, como los dolores de crecimiento o dolores funcionales, la hiperlaxitud articular, entre otros, los cuales son las causas de DME que se observan con más frecuencia en edad escolar”, precisa María Teresa Apaz, reumatóloga pediatra de la Clínica Universitaria Reina Fabiola y docente de la Universidad Católica de Córdoba.
Se sabe que la percepción del dolor es una cuestión subjetiva y que cada persona tiene un umbral de tolerancia diferente. Pero en chicos y jóvenes, la fibromialgia tiene como síntoma un claro rasgo de dolor amplificado y, por tanto, desproporcionado frente a los datos que surgen del examen clínico.
“Típicamente es el niño al que le duele todo y representa un desafío para el médico tratante determinar su causa” -remarca la reumatóloga.
Síntomas que desorientan. Según Apaz, algunos autores denominan a la fibromialgia como “el gran simulador”, por la variedad de síntomas con que se expresa y que hacen pensar en otras enfermedades.
Entre esos síntomas está el de fatiga diurna que se acentúa con la actividad física, rigidez matinal, ansiedad, dificultad en la concentración, cefalea recurrente, dolor abdominal y trastornos del sueño. En este último caso, a los chicos les cuesta dormirse, suelen tener un sueño poco reparador, se despiertan varias veces durante la noche y, en consecuencia, se levantan cansados.
Control y adaptación. Alrededor del 20% de los pacientes mejora. Pero la fibromialgia puede exacerbarse y “hay que estar alerta ante la aparición de un signo de alarma, tal como depresión o angustia”, señala Apaz.
El tratamiento depende de cada paciente. El primer paso consiste en la orientación y apoyo del paciente y la familia a cerca del carácter real y objetivo del trastorno.
“Es esencial un cambio en la actitud de vida del niño con fibromialgia juvenil primaria (FMJP), y debe ser educado para entender su enfermedad y cómo cooperar para lograr controlarla”, agrega la médica.
También contempla trabajo de rehabilitación y reinserción a las actividades cotidianas, con terapia física y ocupacional, con programas de ejercicios terapéuticos que combinan elongación, aeróbico de bajo impacto, natación y masoterapia.
Además, es necesario el apoyo psicológico del niño y su familia. “Quienes estamos al cuidado de estos niños, también debemos asegurar la suficiente información a la escuela para que su tarea sea la de adecuar las actividades escolares a las posibilidades de los niños con FMJP y estimular la integración con sus pares” – dice Apaz.
Los medicamentos son indispensable en adultos, pero “en niños son de menor ayuda”, indica la reumatóloga, aunque suelen utilizarse antiinflamatorios no esteroides y antidepresivos tricíclicos.
Fuente: Josefina Edelstein (www.lavoz.com.ar)
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